La tartamudez es un trastorno de fluidez en el habla de las personas que lo padecen, costándoles mucho esfuerzo poder producir lenguaje. A veces este esfuerzo les llega a bloquear, no siendo capaces de articular ni una sola palabra. En España, el 2% de los adultos y el 5% de los niños tartamudean. Este trastorno acompleja y dificulta la existencia a quienes lo padecen.

Existen en el mundo más personas de sexo masculino que femenino con esta dificultad, en una proporción de 4 a 1. Según apunta la Dra. Judit Raventós, Psicóloga, Logopeda y colabordora externa de la Unidad de Trastornos del Lenguaje del Institut Dexeus, "este trastorno se puede dar como dificultad transitoria, denominada disfemia evolutiva o fisiológica, la cual sucede en niños en etapa de desarrollo de lenguaje. O bien cronificándose y produciendo un trastorno de fluidez que persiste con los años y hace que la persona que lo sufra tenga temor a situaciones conversacionales, pudiendo llegar a desarrollar fobia social, trastorno que lleva a la persona a no relacionarse y consecuentemente interfiere en todas las áreas de su vida".

Tan pronto como se detecte este trastorno, es recomendable acudir al especialista para poder actuar de la mejor forma posible. Los profesionales de los trastornos de lenguaje y del ámbito mental son los que están capacitados para poder evaluar, diagnosticar y tratar estos trastornos. También, en el caso de los niños, es recomendable saber qué se puede hacer desde el entorno. "Existen unas pautas de actuación que son fundamentales para hacer prevención del trastorno. Entre otras muchas, sería importante hacer del momento de habla un rato agradable y sin tensiones ni prisas, sin excesiva exigencia por parte del entorno más cercano", apunta la Dra. Raventós.

La tartamudez en los niños se puede corregir hasta en un 80% de los casos si se diagnostica y se trata a tiempo, por eso los padres deben de estar atentos a los primeros síntomas para poder llevar a su hijo a una terapeuta del lenguaje. Interrupciones y bloqueos, alteraciones en la respiración y el tono de la voz, ansiedad, frustración y vergüenza al hablar son algunos de los síntomas, entre otros, que podrían alertar a los padres de un caso de tartamudez. El diagnóstico precoz es clave para que el niño pueda desarrollarse y tener una evolución más completa.